martes, 20 de septiembre de 2016

LA CALETA



De las manifestaciones culturales cuencanas, la gastronomía es quizás la más espléndida en los momentos actuales. Hay un número importante de cocineros que vienen trabajando propuestas innovadoras y que se esmeran en reinterpretar la tradición culinaria ecuatoriana, al punto de convertir sus platos en obras de arte.

Es el caso de Diego Gutiérrez,  el chef de LA CALETA, un restaurante de cocina tradicional ecuatoriana con un toque moderno; lo cual se traduce en platos que usualmente todos conocemos como; el churrasco, la cazuela, el cuy o el hornado, solo que cuando usted se encuentra con el plato, resulta ser una hermosa composición de texturas,  formas y colores. Del sabor de cada plato ni hablar, tienen un toque, sazón o circunstancia que nos provocan el mayor  deleite de los sentidos.

Diego estudió gastronomía, el es parte de esa generación de cuencanos que volcaron su pasión y compromiso hacia la cocina; su formación académica la ha enriquecido con su trabajo con otros chefs y con varias pasantías dentro y fuera del país.  Así, tras viajar varios meses por los Estados Unidos, decidió volver al Ecuador para instalar su restaurante, una propuesta innovadora de la comida tradicional ecuatoriana.



La Caleta en jerga ecuatoriana significa: la casa.  Y en esta caleta, Diego no solo habita sino que la ha convertido en su laboratorio, porque esto de lograr platos que tengan el sabor tradicional pero que luzcan como una instalación o un cuadro dentro de un plato de servicio,  implica un arduo trabajo de investigación y experimentación, del cual surgen platillos espectaculares con nombres, formas y sabores únicos; como el reciente postre denominado Manabí 7.8 en homenaje a nuestros compatriotas. Son sabores y productos manabitas; helado de coco y tamarindo, maní, sal prieta –pero que sabe a dulce-, torta de plátano, flores, café, galleta y guayabas.

Entre los platos que lo esperan en la Caleta están; el patacón pisao, el tamal cuencano, los ceviches, los langostinos, los secos, la opción vegetariana, los postres y como no, una exquisita agua de horchata, todo eso resumido en una frase, más bonito y sabroso. 




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